Cuando el río Júcar llega a Cuenca, lo hace engalanado con el adorno de la erosión labrada durante milenios. Recorremos un tramo del cauce zigzagueante, flanqueado por las escarpadas laderas calizas colmadas de vegetación. Entre fabulosas vistas, parajes íntimos de la ciudad como la ermita del patrón,San Julián, las Grajas, o la Ermita de las Angustias.

Recomendaciones y avisos a tener en cuenta: En entorno de Cuenca es muy quebrado, así los caminos que la circundan afrontan desniveles a considerar. Cruzamos y seguimos una carretera de velocidad limitada con zona de peatones.

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